En la infancia, el mundo puede parecer un lugar inmenso y a veces desconcertante. Las emociones se sienten con mucha intensidad y, a menudo, los niños no tienen todavía las herramientas necesarias para expresarlas o comprenderlas. Ahí es donde entra la terapia infantil.
El trabajo psicológico con niños no se trata solo de hablar: muchas veces, lo hacemos a través del juego, el dibujo y la creatividad. Estos canales nos permiten conectar con lo que están viviendo y ayudarles a poner palabras a su mundo interno.
En consulta, creamos un espacio seguro y de confianza donde los pequeños pueden explorar sus emociones, aprender a gestionarlas y fortalecer su autoestima. La terapia infantil también involucra a las familias: acompañamos a madres y padres en el proceso, ofreciendo herramientas para reforzar los vínculos y mejorar la comunicación en casa.
Porque un niño que se siente comprendido, escuchado y acompañado, es un niño con más recursos para crecer emocionalmente sano.