Detenerse también es avanzar

Nos enfocamos tanto en lo que falta… que pasamos por alto lo que hoy pesa un poco menos. 

Hay un momento en la terapia -y en la vida- en el que no se trata de avanzar sin parar, sino de detenerte y darte cuenta de todo lo que ha cambiado en ti: lo que ya no te duele igual, lo que ahora eres capaz de sostener o lo que supiste aceptar después de mucho esfuerzo.  

Soy de las que creen que cuando puedes ver todo eso, ya has ganado. Y hablo de ganar porque de todo hacemos una competición y ya está bien de pensar que vamos perdiendo. 

Esta vez ganas. 

ganas a esa voz autoexigente que siempre quiere más y encima le recuerdas (por si se le olvida) todo lo que ya has construido hasta ahora.

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